¡Llegamos a Arequipa y la Aventura Comienza!
julio 2024
Escribo desde la entrada de la casa que alquilamos en Arequipa, ubicada en la Calle Tacna 806. El vuelo de Latam fue sin contratiempos y aterrizamos a las 9 p.m. Nuestros amigos José, Patty y Maca nos esperaban en el aeropuerto con una calurosa bienvenida llena de alegría y abrazos.
Un bus nos llevó hasta la casa, dejándonos a una cuadra de distancia debido a la angostura de la calle. La casa que rentamos a través de Airbnb tiene tres pisos con una terraza desde la que, durante el día, se pueden ver los tres majestuosos volcanes: El Misti (5822 m), El Chachani (6057 m) y El Pichu Pichu (5664 m).
Nos acomodamos rápidamente, pedimos pizzas para cenar y pasamos la noche conversando. El servicio de delivery llega hasta las 10:30 p.m., así que no hubo problema en disfrutar de nuestra cena. Mi habitación en el primer piso contaba con dos camas separadas y un baño completo. Al lado, había un mini departamento con sala, cocina, refrigerador y comedor. Cada una de las ocho habitaciones tenía su propio baño, y la terma solar se calentaba durante el día.
Nuestros amigos nos sorprendieron con alfajores y trajeron pisco de su propia marca, Macarena, además del preciado anisado. A medianoche, celebramos el cumpleaños número 50 de Patty con un animado "Happy Birthday".
A la mañana siguiente, a las 7:00 a.m., nos despertamos con los ruidos de la construcción vecina. Después de darnos una ducha, salimos para desayunar en la cafetería Moretti, a solo dos cuadras de la casa. La cafetería es encantadora, bien decorada, y ofrece productos de calidad, como el café, jugos frescos (chirimoya con naranja) y dulces deliciosos.
A las 11:30 a.m., caminamos hasta el restaurante Nueva Palomino, que estaba cerca. Allí, nos recibieron con un baile de bienvenida y nos acomodaron en una gran mesa. Comenzamos con unos piqueos exquisitos: solterito, ocopa y queso frito. Luego, disfrutamos de platos principales como cuy chactado, chupe de camarones y pato. Todo estaba delicioso.
A las 2:00 p.m., nuestro guía Saulo nos llevó a la Quebrada de Culebrillas, un sitio recomendado para quienes no tienen problemas con los mosquitos y la movilidad. La caminata de unos 20 minutos dentro del cañón nos permitió admirar paredes de 15 a 20 metros de altura y petroglifos de la cultura Wari, que datan de hace más de mil años. También vimos las Apachetas, formaciones de piedras apiladas que representan agradecimiento hacia la naturaleza, y las chicas hicieron sus propias apachetas.
Continuamos hacia la Ruta del Sillar, donde visitamos la Cantera de Añashuayco. Allí, observamos a los canteros trabajando desde temprano y compramos artesanías. También tomamos fotos en los impresionantes tallados, como la cabeza de león, el auto, la silla, el elefante y el columpio. El tour incluía una botella de agua para mantenernos hidratados.
A las 7:00 p.m., fuimos al restaurante Grieta, del mismo dueño que el restaurante 13 Monjas, que está justo al lado. Disfruté de un negroni y una deliciosa tapa italiana. Luego, caminamos hasta la plaza de armas, donde la catedral estaba maravillosamente iluminada. Hacía frío, así que me compré un café para calentarme antes de tomar un taxi de regreso a la casa.
El siguiente día, a las 8:30 a.m., volvimos a Moretti para disfrutar de capuchino con strudel de manzana (aunque la ensalada de frutas tardó mucho en prepararse). Luego tomamos un taxi hacia el centro para visitar la Catedral de Arequipa y su campanario.
La Catedral, conocida también como la Basílica Catedral de Arequipa, es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Comenzó como una pequeña iglesia en 1540 y se completó como catedral en 1656. Su arquitectura barroca mestiza es impresionante, con una fachada tallada en sillar blanco y un interior decorado con altares dorados y retablos tallados. El púlpito incluye una representación escultórica del diablo, un símbolo tradicional de la lucha entre el bien y el mal. El órgano de la catedral, con tubos de metal y madera, es un ejemplo destacado de la artesanía musical de la época. Subimos al campanario por unas escaleras externas, donde disfrutamos de vistas panorámicas de la ciudad.
Después, nos dirigimos al restaurante Benita, ubicado en los claustros de la Compañía de Jesús, pero había una espera de media hora. Así que optamos por el restaurante Chicha del chef Gastón Acurio. En Tanta (al lado de Chicha), los niños encontraron algo para comer mientras disfrutábamos de un rocoto relleno con chancho, pastel de papa y solterito. Todos los platos eran abundantes y perfectos para compartir.
Para bajar la comida, caminamos hasta la casa de Vargas Llosa, pero estaba cerrada los fines de semana. Regresamos en taxi a la casa y luego nos dirigimos a la peluquería para prepararnos para la fiesta de cumpleaños.
La fiesta se celebró en el departamento de mi amiga en Cayma, en el octavo piso, con una terraza que ofrecía vistas impresionantes de la ciudad iluminada, destacando una iglesia evangélica entre las luces nocturnas. Durante la fiesta, la cumpleañera se tomó fotos con los invitados y disfrutamos de un mago, un DJ, y varias actividades divertidas, como la hora loca con un conejo y un gato que nos hacían seguir su coreografía en la Lambada y La Macarena. También jugamos al limbo y al salto de soga. La mesa buffet ofrecía una variedad de tragos y bocadillos, y después de cinco horas de alegría y diversión, Taxitel nos llevó de regreso a la casa para descansar.
El domingo, nos despedimos de nuestros amigos, agradeciéndoles por su calidez y llevándonos los mejores recuerdos en el corazón. Como dice Mario Vargas Llosa: "El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace."
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