Sábado de navegación
Una
familia amiga del condominio nos invitó a navegar .
Llegamos al Yacht Club Pucusana,
(es un club náutico ubicado en el Km 57 de la Carretera Panamericana Sur) Nos subimos a la lancha, éramos doce, los niños en la punta,
los hombres en el centro acompañando al capitán (nuestro amigo) y las mujeres
en la popa.
Era un día perfecto para navegar. El sol
brillaba en el cielo, la brisa del mar soplaba suavemente y el agua estaba
en calma.
Empezamos a navegar por la bahía, donde pudimos ver los hermosos paisajes de la costa. Las playas, las hermosas casas y las montañas escarpadas se alzaban ante nosotros. Era un espectáculo impresionante. Los lobos marinos descansando en las rocas .
En el mar n os cruzábamos con veleros, yates inmensos, catamaranes, motos náuticas, y chiquillos haciendo esquí acuático.
Decidimos detenernos frente a la playa
Pelícanos. Los chicos se lanzaron al mar y nadaron hasta la orilla, donde los
esperaba una amiga de mi hija. Hacía tanto calor que me animé a meterme al
agua, sin pensar que también llegaría hasta la orilla. Saludé a la mamá de la
amiga de mi hija, que al verme un poco cansada me invitó a un delicioso vaso de
maracuyá. Me enseñó su casa, en lo alto del cerro y lo feliz que se siente
cuando está en la playa (su lugar favorito).
Regresamos a la lancha los chicos nadando y yo
en “peli-bote”. Mi esposo, se sorprendió al verme llegar. "¿Cómo
así?" me preguntó. Le expliqué que la mamá de la niña se ofreció
acercarme.
Ya en la lancha, contaron la historia (de
hace ya un tiempo) de unas niñas adolecentes, que se estrellaron contra una
roca y una de ellas murió. Nunca supieron por qué no frenaron o por qué no se
desviaron o porqué no se lanzaron al agua. Ellos presenciaron todo y fué una impresión
y una pena terrible.
La tarde llegó rápidamente, y pronto el sol empezó a ponerse en
el horizonte. Decidimos navegar de vuelta al puerto mientras disfrutábamos de
la impresionante vista del atardecer sobre el mar. Fue un final perfecto para
un día perfecto.
Llegamos al puerto justo a tiempo para ver los últimos rayos de sol desvanecerse en el
horizonte. Fue un día lleno de aventuras, risas y momentos inolvidables que
siempre atesoraremos en nuestras memorias.
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